ARTÍCULO: todos llevamos encima el fracaso de la humanidad y casi nadie se percata.

Las llaves, esa herramienta de desconfianza y confirmación de que el ser humano es el animal más irracional de la Creación.

En un cuarto del actual piso que alquilo hay una habitación con un cerrojo (interior) en la puerta. Me recuerda a un piso en Madrid al que fui para alquilar una habitación. Eramos 3 gilipollas en el piso compartido y las puertas de nuestras habitaciones tenían cerradura. Obviamente ni entré a ver el cuarto ni el resto de la casa: ¿cómo vivir en un piso donde las habitaciones tienen cerradura? ¿habría que ir con la navaja abierta al cocinar y ducharse? ¿esperar todo el rato el ataque de Cato (genial saga cinematográfica de «La pantera rosa» os pongo un vídeo de uno de los ataques)?

Obviamente el interior de una vivienda debería ser el lugar más seguro del mundo y, en general, cualquier propiedad privada. Entonces, ¿por qué todos tenemos llaves? ¿Por qué hay leyes? ¿Por qué hay policías y militares?

El año que viví en Cabañeros (Ciudad Real, puro campo, Santa Quiteria) cerraba mi puerta simplemente para que no diera portazos por el viento. La llave (de esas antiguas enormes) la dejaba siempre en el alfeizar de la ventana de fuera, tal cual. Y cuando estaba dentro, dejaba siempre abierta la ventanita mirilla. Por esa ventanita mi amigo ganadero «Tío Remedios» solía meter su zarpa para abrir la puerta, pues yo nunca echaba el cerrojo. Yo solía dormir en uno de los 2 dormitorios de arriba, salvo cuando hacía mucho frío y me quedaba abajo, junto a la enorme chimenea. El tío Remedios entraba y, si no estaba yo abajo, me llamaba a voces para que bajara. Siempre me decía: «ponme un vino de esos que tienes tú». Se refería a un vino de pitarra que yo compraba en el bar del pueblo, de 5 litros (la garrafa, no el bar). Y siempre cortaba queso de oveja también comprado en ese bar y de ovejas del pueblo. Y así, desayunábamos los 2 muchas veces, mientras sus vacas lecheras pastaban sin control por los enormes campos del pueblo.

Un día «desayunó» demasiado y cuando se fue a buscar las vacas, se quedó dormido a la sombra de una encina. Su mujer, «La Teresona» a la que apodábamos, cariñosamente, «El marido del tío Remedios» (imaginad su belleza física…) vino a mi casa dando golpes y patadas en la puerta y gritando el nombre de su marido. Le abrí, porque ella no metía la zarpa por la ventenita mirilla. Y empezó a buscar al tío Remedios jurando en arameo, porque las vacas estaban todas desperdigadas por los prados, al albur de Dios y no del pastor.

Aún con todo este buen rollo mío en Santa Quiteria, tuve que disciplinar a más de medio pueblo. A unos porque estaban celosos de mí y de que «supuestamente» me follara a las mozas y a las madres; y a otros porque, simplemente, eran gilipollas. Y yo, encima, era el mejor amigo de «el tonto del pueblo», que era el más inteligente, con muchísima diferencia; pero así son los tontos de verdad, que se juntan y deciden quien es el tonto.

Mis 4 abuelos hicieron casi toda su vida en Ciudad Real capital

y como yo siempre fui más joven que ellos, pues me tenían que contar cómo iba eso de la vida que recién comenzaba yo. Decían que nunca tuvieron cerraduras en las puertas, ni ellos ni nadie. Que las puertas solo se «atrancaban» por el viento, nada más. Era como en mi barrio de Leganés, donde los vecinos teníamos las llaves del otro. Y los nenes jugábamos todos juntos, en la calle, bajo el control de una sola Madre (se turnaban y, a veces, se ponían varias juntas a cotillear cosas de mujeres de antes).

Desde hace muchísimo, la gente hasta pone alarmas en sus casas

y vallas, y muros, y cristales rotos pegados encima del muro, y perros detrás del muro o la valla, y pinchos al final de la valla, y gente armada en la entrada si eres muy rico, y… y tantísimas íes. ¿Por qué hacen eso? ¿por qué llevamos llaves? ¿por qué ponemos cerraduras y contratamos seguros de robo? Pues porque el ser humano es un animal nocivo al máximo. Cuando el zorro entra en el gallinero lo hace por hambre, no para robar los huevos. Cuando el lobo masacra el ganado lo hace por hambre, no para vender la piel. Pero el humano, ¡ay! el humano… ese ser tan mundano que hasta ni Dios le hace caso. Cuídate de la mayoría de humanos y hazte fuerte junto a los 4 buenos como tú. ¿Qué pensarán, de nosotros, las bandas de ladrones y/o asesinos? ¿seremos los malos, para ellos?

En el portal de la casa que alquilo a una multimillonaria y un madero locatis mean/cagan siempre los perros de sus dueños

no hay que olvidar que los perros hacen todo lo que el dueño, amo y señor del Universo, les dice o les consiente. Por eso, antes de apalear a un perro hay que haber apaleado a su dueñE. Pero, claro, si apaleas vienen los «caballero-caballero» y te apalean a ti y luego, de propina, te hacen pagar una indemnización al hijo de puta maltratador de perros y humanos y, si le has apaleado como merecía, pues vas a la cárcel.

La ley existe para decirnos a la cara que no hay más ley que los que legislan y no la hacen cumplir

Como buen leguleyo que soy (abandoné Derecho en 4º, huyendo despavorido de la ley, me queda sólo un año para ser abogado y jamás lo seré ni del Diablo) intento defenderme de los hijos de puta de la única manera que se puede ahora: con los códigos legales. En el caso de los amos incívicos de chuchos, aplicando el artículo 50 de la Ordenanza Municipal a este respecto de meadas y cagadas en la puerta del vecino. ¿Quién la aplica? Efectivamente: los maderos locatis (vulgo Policía Local). ¿Cuándo la aplican? Nunca. ¿Cuándo les digo que es su deber aplicarla? Siempre. ¿Qué me dicen ellos? Qué me acueste hasta que se me pase eso de que hay que hacer cumplir la ley. ¿Qué les digo yo? Imagidad. ¿Cuántas multas tengo ya por esto y más? No sé contar hasta tanto, parezco de la LOGSE pese a ser de la gloriosa EGB.

¿Qué hacemos con el ser humano mundano?

qué si los sionistas con los sarracenos, que si los rusos y yanquis contra todos, que si los chinos ahí entre medias de todo… qué sí y cuantísimos «quésis»… pero al final el mal está aledaño a nosotros, por eso llevamos llaves siempre encima y cerramos la puerta con cerrojo. ¡Qué bonita es la vida humana sobre la Tierra! Menos mal que soy mortal.

Apostilla

¿sabrá Dios lo que hacen los hijos de su Creación? Tanto si la respuesta es sí, como si no, yo tengo a mi propio Dios. No me fio del otro, porque o es malvado o dejado, que para el caso es lo mismo.

Re-apostilla

Un anciano ha ido a la cárcel, condenado por un jurado popular, acusado de homicidio a un ladrón que entró en su casa a robarle y matarle. Quiero el nombre de todos los jurados para ir a sus casas y hacerles lo del ladrón… ¿qué harán conmigo, matarme y luego autocondenarse a cárcel? ¿me dejarán robarles y violar a las que estén buenas? ¿Qué cojones de país tenemos que entra un sudaka en tu casa y tienes que pagar 300 mil pavos a su familia e ir a la cárcel? Encima en mi pueblo, Ciudad Real, la ciudad natal que dije antes, de mis 4 abuelos. Bueno mi Abuela Materna nació en Madrid y como decía muchos tacos siempre comentaba: «Para ser de Madrid qué mal hablo».

2 respuestas to “ARTÍCULO: todos llevamos encima el fracaso de la humanidad y casi nadie se percata.”

  1. Rafael López Says:

    ¡Qué bonito artículo, don César!

    ¡Felicidades!

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